Hoy puedes.

Hoy te has levantado con buen pie. Es uno de esos días en los que miras al cielo y todo lo que ves es que el mundo es tuyo. Tienes una sonrisa en la cara sin ningún motivo en especial, te sientes fuerte, invencible. Hoy no hay distancias, pérdidas, caídas, lágrimas ni rencor. Todo eso ya lo pasaste ayer y seguirá esperándote mañana. Pero hoy es tu día libre.
Aprovecha el tiempo. Deja de soñar tu vida perfecta tirada en la cama mientras lloras porque algo no está bien y arréglalo. Cumple todos esos sueños que tienes abandonados en un cajón, llenos de polvo por miedo a que se rompan al usarlos. ¿A cuántos conoces que hayan llegado lejos sin arriesgar? ¿A cuántos felices que no hayan sufrido antes?
El mundo es demasiado grande para que no lo explores, te ofrece demasiadas cosas como para que no las tomes, te sugiere tantos retos como sueños tengas y el suelo no se hundirá si caes. No dejes de levantarte, salta y toca el cielo. Demuestra que no hay nada imposible y que es fácil intentarlo. Sonríe cada vez que mires atrás y no dejes de intentar superarte en el futuro. Vive el efímero presente como si cada segundo fuera el último, pero no te arrepientas de nada. Si alguna vez haces algo, que sea porque realmente quieres hacerlo. No dejes que los demás te aplasten y crea tu propia suerte.
Puedes con todo. Puedes con todos.