Si vas a dejarme que sea sin aliento.

 ¿Sabes ese escalofrío que te recorre el cuerpo cuando algo te gusta mucho? ¿Cuando algo te gusta tanto que no puedes dejar de mirarlo? ¿Esa sensación que te invade el cuerpo cuando piensas lo afortunada que eres por sentir todo lo que sientes?
  Que cada paso que doy, no lo doy en vano. Que ya no voy por ahí dando palos de ciego, porque de eso ya me cansé hace tiempo. Que nada más acordarme de todo aquello que me ha hecho sonreír sólo me venga su imagen. Que calcule cada movimiento por si se descoloca uno de los bloques y se derrumba todo.
 Quizá nunca me sienta como ahora, quizá este sea el momento del todo o nada, del ahora o nunca, del presente con futuro sin importar lo del pasado. Puede que sienta más de lo que digo. Puede que hasta, incluso, todo empezara mucho antes que esta historia.
Dormir con miles de sonrisas haciéndote compañía, despertar con otras tantas que te alegran tanto que ves imposible concentrarte en nada más que en lo tonta que pareces sonriendo sin parar. A lo mejor esto es lo que yo quiero, o puede que ya lo tenga. Algo que jamás te hubieras imaginado que pasaría, pero en el momento menos esperado aparece, así, sin más. Sin avisar. Y eso, precisamente eso, es lo mejor que os puede pasar.